miércoles, 30 de mayo de 2007

out of blog

Bueno, ya veo que han asimilado la crónica del concierto de chavetas y que, por tanto, puedo postear otra entrada... (el alto nivel de visitas al blog y el inexistente nivel de comentarios han sido una pista muy buena)

Pues no se hagan ilusiones: Aceptar el encargo para una clase para unos pipiolos en un master, para una ponencia para otros y para escribir el capítulo de un libro que nadie leerá son, ahora mismo, las 3 últimas idioteces que he hecho. Eso, y los dos cerros de papeles que desbordan mi mesa, han colapsado mi limitado cerebro así que, gracias por venir pero, de momento sólo puedo anunciar dos entradas a medias que, tal vez, nunca lleguen a ver la luz.

Permanezcan a la escucha.

martes, 22 de mayo de 2007

la crónica

Después de la resaca y ya recuperados de las emociones del concierto, procede ahora ya con la cabeza fría, esa crónica del debut de Chavetas en el foro. Ahí va.

Con Baba O'Riley de los Who como inicio y Bella Ciao como cierre al segundo de los bises, se presentaron Chavetas en Madrid el pasado 17 de mayo en el Midada. Con eso y una puesta en escena cuidada y no exenta de caradura propia de chavetas, que incluyó camisetas ad-hoc, pelucas y varios bises, ya se pueden hacer una idea de cuál fue el espectáculo brindado ante un auditorio fiel, entregado y variopinto en edad, saber y gobierno.

Entre ambos temas, canciones propias y versiones espeluznantes de Pixies, The Clash (tremendo london calling) o, el que fue un momento álgido de la noche, un Sunny Afternoon de los Kinks, revisitado al más puro estilo chaveta. Sin duda, otro gran momentazo fue el brindado por Ana, la sexta chaveta, interpretando a duo con Lito, la canción compuesta por ella y el bambino.

Lástima que las deficientes condiciones del local nos impidieron disfrutar del espectáculo en todo su esplendor, al privarnos de la proyección multimedia preparada como colofón a un mes de blog, pues, todo hay que decirlo, el Midada (al que alguno de los asistentes más viejos declaró haber ido "hace más de 10 años cuando se llama San Mateo Seis") no es un sitio óptimo para conciertos con este tirón, a todas luces insuficiente a la vista del interés, entrega y calor del público.

Porque, todo hay que decirlo, hizo calor, mucho calor. Demasiado. Y las voces no se oyeron como era de esperar . Afortunadamente, la profesionalidad de Chavetas y las ganas de triunfar pudieron con los inconvenientes.

En definitiva, un concierto que merece ser repetido en un local a la altura de los intérpretes en el que poder disfrutar de toda la parafernalia chaveta, camisetas para todos incluidas. No en vano, finalizado el concierto, se pudo oir en la sala a uno de los mayores admiradores y entregado fan chavetil gritar "¿qué hay que hacer para conseguir una camiseta? ¿tirarse a algún miembro del grupo? si es eso, ¡yo estoy dispuesto!".

En flickr tienen a su disposición un grupo para las fotos y pronto en sus pantallas chavetas promete traer un video con los mejores momentos del concierto.

jueves, 17 de mayo de 2007

Hoy es el día chavetas

No te lo puedes perder

Esta noche Chavetas en Madrid

Si queréis ir abriendo boca, en su blog está colgado su primer temazo (y de paso os digo que el dr. es uno de los que se manifiestan, ¿dónde está wally?)

Para los que no puedan, mañana crónica, fotos, vídeos, todo sobre el concierto del año.

It's only rock'n'roll but I like it!

miércoles, 9 de mayo de 2007

El ofertón que te cagas

Venga va, como ando algo liado ahí va una de la nevera (dedicada a anamari, que ha sido su cumple hace poco. Un beso anamari y felicidades)

"¿y tú? ¿Qué pones? ¿el morro pa fumar?". La frase no es mía. Ya me hubiese gustado. Es del abuelo Calixto de Quismondo. El destinatario de semejante mensaje postmoderno fue un joven de la localidad tras pedirle, sin solución de continuidad, primero "un cigarrito" y luego "¿tiene usted fuego?".

La frase resume perfectamente lo que pienso de esos negocios que, en apariencia, te dan un montón de cosas pero que, en realidad, te cobran un pastón por nada. El penúltimo ejemplo de lo que les digo son las autoescuelas (otro día hablamos de alguno de los restaurantes de moda de madrid, eso es caso aparte).

Resulta que había decidido sacarme el carné de moto, no porque quiera llevar una más grande, que, de momento, mi vespita, va a las mil maravillas, no. Más bien porque así voy haciendo tiempo para la limitación de dos años para los nuevos conductores.

Algo por cierto, que, en mi opinión, es idiota. Te sacas el carné de coche y al día siguiente puedes coger motos de hasta 125 cc. Eso aunque no hayas montado en algo con menos de 4 ruedas desde que dejaste el correspasillos feber por el triciclo, allá por la década de los fesfrenta. Eso sí, obtiene usted un permiso especialmente concebido para conducir motocicletas y,ah! se siente, los primeros 2 añitos lo pasará usted conduciendo motos de hasta 400cc aprox. Es suficiente, dirán algunos, y nos les falta razón. Pero yo creo que no tiene sentido. Tenga, aquí tiene el título de patrón de yate. Por si le interesa, puede usted conducir también retroexcavadoras de hasta 30 toneladas, ni una más. Lo dicho, idiota.

Pues resulta que la autoescuela de debajo de casa me ha dado un folleto en el que pone "OFERTAS" en la parte de fuera. Lo que pasa es que yo creo que se les ha olvidado ponerlas dentro. Si no, ya me dirán.

Matrícula y clases: 70 euros. Ahora, como es para moto, pues clases no hay y el libro es el mismo del coche así que, si no lo tienes (debe ser que lo regalaban en otra promoción) pues otros 18 euros.

Y la matrícula, ¿qué incluye entonces?: tests infinitos de ordenador. ¿me van a dar un cd? ¿unas claves para hacerlos por internet? No. En el de la Autoescuela. Y cuando digo "el de" quiero decir "el único de". Y cierran a mediodía, y luego a partir de las 19:00 ya nada. Total: 70 euros pa ná (que digo yo si no se habrán enterao estos de que existe intenné o qué?)

Aparte había que pagar: tasas de examen; clases (para montar en moto, algo que, por otra parte, vengo haciendo con normalidad en los últimos dos años. No se olviden que algún amigo incluso me llama mensaka); uso de la moto el día del examen y, al loro, derechos de gestión. Ni pregunté qué cubría eso. Por si acaso me piden más dinero.

Lo dicho, que estuve a punto de preguntarles: ¿Y tú qué pones? ¿el morro pa fumar?

jueves, 3 de mayo de 2007

Crédito

Seguro que alguna vez les has pasado eso de llegar al mostrador de recepción de uno de esos edificios de oficinas enormes y que una señora, cuyo pelo ha estado teñido durante las últimas dos décadas y media, les pida, sin ni siquiera mirarles a los ojos, el dni y les pregunte, casi escupa, eso de “¿de qué empresa viene?” o lo de “¿a dónde va?” molestas, casi ofendidas, porque alguien ose dirigirse a ellas.

No se engañen, esas señoras no les hablan así por casualidad sino porque creen que aún les queda crédito para hacerlo. El crédito que les dio ser, en algún momento de alguna glaciación anterior, lo más en (rancia) belleza patria, sin importar otros talentos.

Como esas imágenes de las azafatas de Iberia de los 60, algunas de las cuales todavía pueden verse en algunas rutas nacionales conservando los aires y modos de quien fue, un día, mito sexual de una trupe de españolitos que se creían ejecutivos y volaban en el recién estrenado puente aéreo.

Esas mujeres, cuyo único crédito para tratar así al resto de la humanidad es un pasado de belleza pasada o de cierto atractivo, igualmente pasado, ignoran que el saldo de su crédito está a cero desde hace tiempo y, aún así, continúan extendiendo cheques de mal rollo y peores formas que sus cuerpos ya no pueden pagar.

Esto del crédito es algo difícil de asumir porque, al igual que en otras cosas, no todos tenemos el mismo crédito ni todos los créditos duran igual ni valen lo mismo.

Los que nacen bajos o gordos o feos tienen un crédito muy limitado y tienen que invertir en otros valores diferentes para suplir su déficit con otros activos. La simpatía, el humor, tocar la flauta o apuntarse a un gimnasio, lo que sea para tratar de sobrevivir en la economía de este mercado. Otros, los que nacen con todo eso junto, no les queda otra que abrir un blog, cambiarse el nombre y hacerse llamar Doctor. Y ni así. Pobres.

Siempre habrá, eso sí, gente que siga viviendo toda su vida de un crédito tan efímero, incluso años después de que desaparezca. Sin ser conscientes (o tal vez sin querer darse cuenta) de que nada, ni siquiera la jenka (por más que dijeran que era el baile de moda en los cuarenta y ahora en los ochenta enrolla mucho más) dura para siempre. Y sin embargo, algunas siguen creyendo que son las reinas del instituto (bueno, eso en el caso de que llegaran tan lejos en su educación).

Porque ese es el problema: cuando se acaba el crédito. Como ir a un cajero y que te diga que has excedido tu límite o ir marcar con el móvil y que oír una voz metálica recordándote que tu crédito se ha agotado (hay que ver los crueles que son esos ingenios del demonio). Mientras tenemos crédito podemos hacer lo que nos dé la gana. Reírnos de los patéticos moscones de discoteca, colarnos en el supermercado, regalar una flor a una desconocida. Pero cuando se acaba, es mejor asumirlo y buscar algo nuevo en lo que invertir nuestros doblones.

No hay nada más patético que ir a una reunión de antiguos-lo-que-sea y ver cómo la gente trata de comportarse como solía en una especie de día de la marmota grotesco. Sobre todo porque, habitualmente los otrora guapos ahora están más calvos y/o gordos y las anteriormente-conocidas-como las buenorras tienen, como me dijo el otro día una amiga, sus encantos unos cuantos centímetros por debajo de donde habían estado.

Hay algunos que, hartos de ser pobres, de ser los que se quedan fuera en las fiestas, deciden asaltar un banco y se operan. O van a cambio radical. Pero ya se sabe, en el caso de que no te pillen, tienes que pasarte el resto de tu vida disimulando y aparentando ser lo que no eres (y ya se sabe lo que hacen las costuras a quien no está acostumbrado). Miren al Dioni.

Lo bueno de no tener tanto es que, con el tiempo, sólo se puede mejorar, en lo que yo llamo la justa redistribución de la riqueza (al final, todos calvos, que diría mi abuelo).

Así que, ya saben, paciencia si disponen de algo de este crédito del que les hablo, no lo malgasten y, sobre todo, cuando se queden sin él no actúen como si aún fuesen multimillonarios. Mantengan la dignidad.