el cine español era una fiesta
Resulta que Alberto, en Libro de Notas, citando a Ónega, nos pregunta qué opinamos del cine español y de la ley que se nos viene encima. Yo, que soy un chico obediente y sin saber sobre la ley nada más que lo que dicen los periódicos (con lo que eso supone: periodistas hablando de cine y leyes, para echarse a temblarrrr) lanzo las siguientes afirmaciones, gratuitas por supuesto:
- El cine español no es tan bueno como creen los que lo hacen ni tan malo como dicen los que no lo ven. Hay algunas, pocas, pelis buenas y otras muchas malas de solemnidad. Malas por pretenciosas, por revanchistas, por retrógradas, por revisionistas,... Y las que son buenas lo son porque emocionan, porque hacen reir, porque cuentan historias verosímiles, porque están bien interpretadas, dirigidas, etc.
- Somos catetos y cainitas. Lo primero nos lleva a adorar de forma similar infumables bodrios iraníes y la penúltima idiotez de sandra bullock. Productos ambos tan lejanos de nuestra sensibilidad, nuestra cultura, de nuestra forma de ver el mundo que sólo si los observáramos como un documental merecerían la pena. Lo segundo nos hace tener dos varas de medir (qué español es eso). Nos hace pedirle al cine español lo que no nos puede dar y no apreciar lo que sí nos da.
- No hacía falta una ley del cine para que todo siga igual. Y si hacemos una, que no sea para obligar a que haya un peli española en cartel por decreto porque, acto seguido, una de dos, o los distribuidores y dueños de las salas se van a la puerta del ministerio a pedir el dinero que antes iba a los productores (tan contentos ellos de poder "colocar" fácilmente sus bodrios", o bien, empezarán a cerrar (todavía más) los cines, llevándonos a las afueras de las ciudades a ver, otra vez, a sandra bullock.
- Una propuesta: pongamos a competir a las pelis en igualdad de condiciones en lo que podemos (no hablo de promoción, notoriedad de los actores, o así. Al menos para esto último, tendríamos que pedirle a Pe que empezara por el producto nacional y se dejara de americanismos). Un buen doblaje, y en españa es de los mejores pues 50 años nos contemplan, hace que hasta madonna sea buena actriz mientras que a la pataky, que está muy buena, eso sí, ni garci es capaz de hacerla decir una frase con un mínimo de talento. Así que, el cine en las salas en V.O. Ya de paso podríamos hacer que el nivel de inglés de los españolitos mejorara un poquito y, mira tú, dos pájaros de un tiro.
-Ah!, pero es que si hacemos eso los del doblaje se ponen en huelga. Pues son idiotas, les diría yo. Con 6 canales de televisión nacional y otros tantos autonómicos en abierto y mil más en codificado, más la TDT, más las series, más ... hay mercado para ellos. El doblaje no se acaba en el cine, es más, me da que debe ser el menor de los negocios. Sería mucho aspirar a una tele como la holandesa donde todo, sí, sí, TODO, está en V.O.
- Otra cuestión es decidir si jugamos en la liga de los artistas-creadores o en la de los empresarios-industriales. Eso en américa lo tiene claro. Han creado hasta un marca paralela llamada sundance y hasta Antonio Banderas lo ha entendido. Hay tarta para todos en las dos ligas pero, de la misma forma que nadie compararía en su sano juicio Torrente con Pequeña Miss Sunshine, por poner un ejemplo, no podemos querer competir frente a terminator 5 con un drama intimista ambientado, cómo no, en la posguerra en el que una mujer adelantada a su tiempo tiene que luchar por sacar adelante a su familia mientras intenta esquivar sin que se note al coronel franquista que se ha enamorado de ella y que, sin él saberlo, es el asesino de su marido.
- Si, con todo eso, el cine español sigue yendo mal, a los señores del cine les digo, ¿no será que van ustedes desnudos, como el emperador, y nadie se lo ha dicho hasta ahora?
Ale y después de estos pensamientos à la licenciado vidriera, cómo dice Alberto en su columna, a posicionarse! Ar!