miércoles, 11 de julio de 2007

arribistas

Esos que se apuntan al éxito. Y encima luego van de pioneros, de que se lo saben mejor que nadie. No sé a ustedes, pero a mí me molestan mucho.


Desde hace mucho tiempo, ver los encierros de San Fermín en la tele es un rito. Llevo haciéndolo mucho tiempo y me encanta. En mi casa se veían siempre, pero eso no cuenta porque mi madre ha sido siempre de madrugar mucho y a ella siempre le pillan tomando el segundo café con leche. A mí, que me cuesta madrugar (me costaba más antes, lo reconozco. Debe ser la edad) es algo que no me importaba. A las 7.50 arriba, poner la tele y ver esos anuncios que sólo emiten 7 días al año en la primera, en prime time, de espárragos, de vinos de navarra, de conservas,...

[Lo contó mucho mejor que yo el fotologuero GafasdePasta el año pasado por estas fechas, vuelvan aquí después de leerlo].
Cada mañana, cuando oigo el canto al Santo no puedo evitar notar un nudo en la garganta. Me emociona. Me gusta además esa sensación de inmensa minoría que predicaba la dos de su audiencia, a pesar de que lo dé la primera y a pesar de que somo muchos los que lo vemos. Un antiguo jefe mío se levantaba cada mañana con sus tres hijos, el mayor de los cuales tendrá ahora 10 o 12 años, a ver los encierros.

Me gustaba ese rito de la cadena pública, con la voz del comentarista de toda la vida, corredor él, que conoce el recorrido como nadie, dando apuntes sobre tal o cual ganadería entre cántico y cántico, durante los cuales guardan un respetuoso silencio y luego, durante el encierro en directo, callado, dos minutos y medio o tres de sonido ambiente, el cohete, el portón, las carreras por la cuesta de santo domingo, la entrada en mercaderes, el sonido del golpe, casi inevitable, de los toros en la curva con estafeta, las voces de los mozos, las pezuñas chocando contra los adoquines, la telefónica, hasta la plaza.

Y sólo cuando suena el cohete que anuncia que los seis toros están en los corrales, entonces vuelve a hablar. Comenta la carrera, nos anuncia heridos que no hemos visto y que la repetición ya hablada confirma. Luego más anuncios navarros, y después pequeño comentario y repetición a cámara lenta del encierro en el final de la restransmisión. En total, debían ser 25 minutos de programa.

Ahora los arribistas de cuatro, con manolo molés a la cabeza, prototípico comentarista taurino, escoltado con adláteres salidos del carrusel deportivo han decidido aprovechar el tirón y se han plantado en pamplona para dar los encierros. Y lo hacen. Vaya si lo hacen. Pero lo hacen mal. Como si fuera un partido de fútbol. Invitan a personajes famosos para que digan paridas. Hoy tocaba miguel Induráin, navarro universal, que les ha soltado a las ocho menos diez que a él no le gustan nada los encierros y que nunca le han gustado. Toma ya perla del marketing.

Además, se anuncian como los únicos que dan el encierro entero, porque tienen un acuerdo con la plaza y sólo hay cámaras suyas dentro (catetos! todo el mundo sabe que el encierro acaba en el callejón, que los dobladores y los pastores de la plaza se las apañan para que nadie toque a toro a partir de ahi).

Lo malo de los arribistas es las consecuencias que tienen en los demás. En la primera, sin ir más lejos, han montado un tenderete a modo vuelta a España (set, creo que lo llaman) donde la pija de Almudena Ariza entrevista al ganadero del día con la misma pregunta "¿qué piensa el ganadero minutos antes de que sus toros corran por las calles de Pamplona?" serás tonta hija, qué va a pensar?. Y al lado, el comentarista de toda la vida, vestido de pamplonés, al que hemos visto (yo al menos) la cara por primera vez, aguantando el tipo. Intentando dar los apuntes de otros años entre parida y parida de la Ariza. Ya van dos días en que a la tonta, que no tiene otro nombre, le tienen que cortar la palabra para oir el canto de los mozos.

Y acabado el encierro, a la tía ya no le importa la repetición, ni las carreras de los mozos en la cara del todo por la telefónica o en estafeta no, lo único que quiere es saber (entes que cuatro, que también están en eso) el número de heridos por asta de toro, contusionados, etc. como si de un parte de guerra se tratara. Antes, cuando lo más emocionante era la carrera nos enterábamos de los heridos en el telediario y sólo si había alguno grave. Que esa es otra. Los telediarios de todas las cadenas (salvo telecinco) dedican todos los días minutos y minutos a los encierros. Que si hoy el lado humano, que si hoy el corredor más viejo, hoy el que viene de más lejos, hoy una agencia que organiza visitas relámpago a pamplona con carrera o balcón incluido, ...

Definitivamente, como decía la canción, video killed the radio star. Años sin darse cuenta de que del 7 al 14 de julio, durante 3 minutos unos cuantos valientes (descerebrados, tal vez) se ponen a correr al lado de animales de 600 kilos con unos pitones de asustar en un espectáculo realmente auténtico (a pesar de o. welles, hemingway y toda la ralea de americanos flipados) y ahora, como si fuesen arquímedes, todos gritan ¡eureka! al creer que han descubierto la fórmula definitiva para hacerse con la audiencia.

Por favor, moleses, arizas y compañía,volved por donde habéis venido y dejad sitio a los que saben. Sois igual de odiosos que esos americanos que llegan a pamplona después de haber leido el viejo y el mar queriendo demostrar que fueron ellos los que inventaron esto de los encierros.

6 comentarios:

Fidelio dijo...

Por otro lado, para alguien que jamás ha seguido los sanfermines tal vez las retransmisiones populistas y con alardes técnicos de estas cadenas pueden convertir en atractivo (o al menos captar la atención) lo que hasta ahora pasaba desapercibido. Y no hablo por mí porque ni los seguía entonces ni los sigo ahora. Y no porque me arrogue en anacrónicas posturas pro / anti taurinas sino porque los sanfermines son, como trístemente tantas otras cosas en la vida, algo que no he aprendido o no he sabido o no he querido o no he tenido el entorno adecuado para saber disfrutar.

A veces un cambio en los plantamientos clásicos (en lo que a retransmisiones televisas se refiere, vaya) puede ser positivo Doc. Recuerdo el mundial de Francia 98. El realizador seguro que era un chico "sensible" porque después de un gol en lugar de sacar la imagen del jugador en el centro del campo, rascándose los huevos y echando el moco por un agujero de la nariz mientras se taponaba con el dedo el otro, repetía imágenes del partido a cámara superlenta con un gran efecto estético: una pugna por rematar un balón de cabeza entre un jugador de color con los pelos largos y un jugador noruego, de ojos muy claros y piel casi albina, por ejemplo. Un salto lento, unas caras desfiguradas por el esfuerzo, una gotas de sudor que parecían ejecutar un ballet al contactar la cabeza con el balón. En fin, una maravilla... (mañana me pongo el encierro, coño, a ver si le pillo el punto).

Colette dijo...

Yo me sumo a la inexistente afición por la Fiesta.

Por mucho que haga ahora la TV, el halo atractivo que le dió Hemingway en su Fiesta:the Sun Also Rises, no se va a poder superar.

Uno más de los lugares comunes de esa visión romántica y trasnochada del escritor americano exiliado en la Vieja Europa. España pone los encierros y París las buhardillas.

No obstante y por solidaridad con el Doc y sus recuerdos de infancia: ¿Abajo Almudena Ariza! ¡Fuera las retransmisiones de Cuatro!

Anónimo dijo...

Después del largo encierro de hoy, estoy con el doctor, como la Primera nada¡¡¡, la Cuatro no, los comentarios dentro de algo politicamente correcto que no engancha, donde esté el sonido ambiental que se quite el Molés, y las tomas de la Primera son mejores que las de la cuatro, aunque se queden con la exclusiva del callejón y de la plaza... Nada Doctor que seguiremos fieles a la Primera, a emocionarnos con el " San Fermín Benditoooo". Confieso que siempre que oigo la canción tambien me recorre un escalofrio, y cuando quiero cantar yo, se me pone un nudo en la garganta, no se si por lo mal que lo hago, o por la emoción, es algo que aun no he resuelto.
Besos y nos vemos mañana en el encierro.

Anónimo dijo...

pues hacía años que por horarios laborales no podía, este año los estoy viendo acompañada también por el italiano que se ha enganchado y se levanta solo para eso...

Lola Steiner dijo...

Pues yo nací el día del chupinazo.
De pequeña estaba obsesionada con la suerte que tuve no naciendo el 7 de Julio: me hubieran, sin duda, llamado Fermina.

k dijo...

Tienes razón en una cosa, y es en la borreguez de tve que, en cuanto le ve los pitones a cuatro, se pone a hacer piruetas inverosímiles. Joder, la lógica dice que se atengan a sus planteamientos a ver quién gana, si cuatro con sus fuegos artificiales o ellos con la cosa tradicional (haciendo, por otra parte, honor al slogan de su promo "como siempre, en la primera", o algo así, no?). Y después, si hay que cambiar, se cambia.

Pero en fin. Le estamos pidiendo a una cadena española una cosa inverosímil llamada coherencia. Siempre quedarán quijotes, eh...