viernes, 29 de septiembre de 2006

El hule

Desde que las falsificaciones de Armani o Louis Vuitton cada vez son mejores y más difíciles de distinguir de sus respectivos originales, desde que cualquier paleta o FP electrónica, a la mínima, se gasta un audi, un bmw o un mercedes, desde que, en definitiva, no puedes distinguir ya a simple vista a la chusma de la gente realmente importante (salvo excepciones como el letrado gafasdepasta, que le rebosa el glamour por los poros) es necesario acudir a indicadores sociales fiables, de esos que no engañan.

Les propongo uno que es, en mi opinión, infalible. El hule. En España, los ricos gastan manteles (a veces, incluso de hilo) y la chusma hule. Yo no me había dado cuenta de esta falla interclases que separa de manera definitiva a los elegidos de los parias hasta que vi en Telemadrid a una señora, a la que luego, cuando participó en Gran Hermano, bautizaron como "la marquesa" én aquel invento llamado Intercambio de Esposas (si hubiese tenido blog entonces no duden de que las entradas se hubieran sucedido una tras otra hasta que retiraron el programa).

La tal marquesa me dió la clave. En cuanto llegó a la casa de la otra, vió el hule que había, lo quitó, lo dobló y lo guardó en un cajón diciendo (parezco un cura en plena consagración) "ale, lo guardo en este cajón, que será el cajón del hule".

La otra tampoco crean que quedó atrás. No aguantó ni medio día con el mantel y, en cuanto pudo, pidió dinero al marido que en eso el programita era de lo más tradicional) y se largó a comprar uno. Ya se pueden imaginar los gritos de la marquesa al volver a su casa después de una semana en casa de su homónima: "pero bueno!, ha cubierto esta mesa de nogal con un hule espantoso! pero dónde creía que estaba? que yo soy una señora y en mi casa no entran hules!". La otra pobre se volvió loca para encontrar el suyo. No le entraba en la cabeza que un hule pudiera tener cajón. Ahí lo tienen. El hule. La prueba definitiva.

Tengo que confesar que en mi casa había un hule. Tenía el mapa de España y Portugal impreso encima. Pero era el de España de verdad, no esta guarrería de Estado de las Autonomías. Tenía su León separado de su Castilla la Vieja con La Rioja y Cantabria incorporada y su Castilla La Nueva con Madrid y sin Albacete (alguien me puede explicar quién fue el listo que aceptó el trueque). Su Murcia interior y costera. Vamos, una España como Dios Manda. Por supuesto, no les cuento qué escudo español lucía.

Tu mirabas los puntos de las ciudades y el tamaño del nombre y sabías inmediatamente cuál era más importante. Así, por ejemplo, los delirios cantonalistas de Cartagena quedaban sin argumentos ante el punto gordo de Murcia o veías que, claramente, Madrid era la capital de España. En casa de unos amigos de mis padres tenían la versión constitucional del mismo hule. Pero no era lo mismo. No tenía yugo ni flechas y Madrid se había emancipado.

El hule era de tela forrada en plástico por una cara, la del mapa. Así, si se te caía agua sobre Soria, podías recogerla antes de que quedara impregnada en EsPÁña. Era divertido extender una mancha de tomate frito (que el ketchup jamás entró en la cocina de casa) por toda la mancha, valga la redundancia. Luego llegaba mi madre enarbolando la bayeta vileda amarilla y dejaba el país limpio como una patena.

El hule tenía su propio sistema de recogida y almacenaje. En mi casa el hule se cuidaba. Con un palo de escoba se enrollaba, después de haberlo limpiado con la vileda y secado, que no se podía guardar húmedo, pues, como todo el mundo sabe, el agua acaba por comerse el plástico. Una vez convertido en canuto, se depositaba detrás de una puerta hasta la próxima vez. Si se rompía el palo, y alguna vez se rompió, se cambiaba por otro. Faltaría más.

Porque deben saber que si ustedes doblan un hule y lo guardan en cualquier cajón (al modo de la marquesa) como un vulgar mantel estarán comenzando a erosionarlo por los dobleces y, al final, de tanto estirar y doblar acabaría por romperse.

Después pasamos por esa fase intermedia hule-mantel. Sí, eso de poner el hule y encima el mantel para disimular. Pero eso es lo peor que se le puede hacer a un hule, aprovecharse de sus ventajas pero avergonzarse de él y querer taparlo. Ahora me arrepiento de ello. Si estamos a hules, estamos a hules. Y punto. Además, por aquellos entonces empezamos a doblar el hule para guardarlo con el mantel. Maaal.

Así estuvimos algún tiempo hasta que un día, no se sabe por qué, el hule se dobló definitivamente en cuatro y se metió en un cajón para no volver a salir más que para ir directo a la basura, todo agreietado y deshecho. Supongo que ascendimos socialmente o algo así. A mí me dió mucha pena que tiraran el hule. No sé, seguramente es una tontería pero prefiero mojar las madalenas o las tostadas en la leche sin miedo a que goteen en ese pequeño espacio de mantel que siempre queda entre el borde del plato de la taza y el final de la mesa. El hule me hizo acostumbrarme a no tener cuidado con eso y ahora es fácil saber en qué lado de la mesa como sólo con ver el mantel. A veces, ser pobre tiene esas pequeñas alegrías.

PD: Felicidades julius

19 comentarios:

Lola Steiner dijo...

Chico, lo del mantel de España me ha llegado al alma. ¿Y si le gomitas encima? ¿Eliges la región que peor te cae para echarle la papa encima y así vengar odios milenarios? A los andaluces, por vagos: puajrggrgr! A los valencianos, vaya mierda paella me dieron: grrrrrrrrrrgarrrrrrrrrrrg!.
No sé si lo acabo de ver claro, pero que sepas que hay otro escalón en tu clasificación social mantelera: el mantel de fibras de plástico, mi madre tenía uno con motivos navideños. Es como un híbrido de los anteriores. No se muy bien cómo se come eso, pero estas navidades prometo fijarme.

Anónimo dijo...

"Pero eso es lo peor que se le puede hacer a un hule, aprovecharse de sus ventajas pero avergonzarse de él y querer taparlo"
esta frase parece de Luis Piedrahita, el rey de las cosas pequeñas!
después de tantos años acabo de descubrir de dónde viene lo de ir regando el mantel con la leche que gotea de la madalena... qué cosas

Gata Vagabunda dijo...

Detecto que tras el comentario de Beatriz hay algo más que un simple descubrimiento, jejeje

Pues yo no llevaba pamela al colegio ni me acercaban en Rolls pero nunca tuvimos hule en casa. ¡Comprábamos manteles en Portugal, como toda la vida... al peso! ¡y las toallas igual! (y eso que las toallas portuguesas "no secaban", como bien recordaron un día los de Gomaespuma, haciéndome caer las lágrimas de la emoción)

Lulamae dijo...

Nunca creí que un hule me haría reflexionar tan de mañana. Porque en mi casa no había hule, ni mantel. Teníamos una gigantesca mesa de mármol en la cocina y nunca se cubría. Y en el salón una de madera que está llena de rayajos porque mi madre nunca se cuidó de que los niños y sus lápices no la dejaran hecha un cristo. Mi madre, en su nueva vida de clase media, aún destilaba ciertos aires aburguesados que se entreveían en este tipo de cosas que, de alguna forma,han marcado mi existencia.

Nice to read you, Malcom

Pierre Nodoyuna dijo...

Por fin llegó, ya era hora!!!

excelente entrada apañero....

Anónimo dijo...

estimado compañero:

pese a mi proverbial afición por las cosas de plástico de colores (aristócrata si, popero también), en mi casa nunca ha habido hule y la verdad es que después de leer ésta magnífica entrada me da pena, porque ese mantel del que habla tenía que ser fastuoso de verdad.


Aprovecho el presente post para comentarle que ayer gané mi primer juicio-chispas, cosa que me llena de orgullo y satisfacción. En mi próxima visita a la corte hemos de celebrarlo como se merece. Faltaría más!.

Saludos togados y victoriosos.








AlvaritoGafasDePasta

Anónimo dijo...

jo qué pena haberos conocido ya en la fase mantel...me hubiese encantado conocer ese hule

Is dijo...

Dr: si tienes nostalgia del mantel de España en Madrid en la taberna "La Escondía" (enfrente de Casa Paco- La Latina) Lo tienen colgado de unpared a modo póster-elemento decorativo, aunque creo que es la versión democrática.


En mi casa para proteger la mesa de madera hay un cristal, y si vienen visitas los manteles del ajuar, el de mis padres , claro.

Veva dijo...

jajajaja! En mi casa usamos otro híbrido: los mantelitos individuales... de hule, claro Muacs!

Anónimo dijo...

Nadie habla de algo fundamental: el inconfundible olor del hule cuando es nuevo (después lo pierden poco a poco).

Dr. Malcolm dijo...

lol: es un nuevo uso del hule, lo meditaré

beatriz: qué honor que me compares con piedrahita...

gata: qué grande lo de las toallas portuguesas, creo que todos hemos tenido alguna. La última mía cogió un olor a húmedo desde el primer día y no se le va ni aunque la lave

lulamae: gracias por tu comentario y espero que pases a menudo. Qué gozada poder rayar la mesa sin problemas, no? lo del mármol, eso sí que es nivel

pierre; gracias y gracias por el link

alvarito: ya te lo he dicho en tu casa pero felicidades de nuevo por ese pleito...

isabel: me fijaré en la escondida. Hace tiempo que no voy, hace muuuucho era el único sitio donde había torta del casar, el olor salía hasta la calle.

veva: otro clásico. en mi casa eran como hojas de bloc arrancadas.

nefalibata: grcias por venir. otro momentazo hule el del olor.

bueno bueno, visto cómo da de sí el tema intentaré una continuación a la altura de esta
besos y abrazos a repartir

Anónimo dijo...

¿No irías hace poco a ver El Caballero de la Palabra?

Dr. Malcolm dijo...

max, me temo que no. qué es? por qué? alguien hababa de hules?

Anónimo dijo...

Pues es un espectáculo de teatro que hay ahora mismo en Madrid. Bueno, realmente es un monologo sobre el Quijote (bastante recomendable, por cierto).

El caso es que en un momento de la obra el personaje (El Brujo) cuenta como su padre se subía a la mesa, que tenía un hule con el mapa de España y se ponía a taconear sobre Almería...

Cuando lo escuché, pensé que o bien tú habías ido a ver la obra antes y eso encendió la chispa en tu cabeza, o el brujo es un usuario de Internet mucho más avezado de lo que parece. Pero parece que simplemente la casualidad a hecho que en dos días seguidos oiga hablar de hules con el mapa de España.

Bueno, en cualquier caso, muy bueno el post (yo siempre tuve hules, pero de cuadrados, florecitas,... nunca temas geográficos)

Anónimo dijo...

Querido doctor: cuanto siento no frecuentar más esta consulta pero los nacidos en el Pleistoceno tenemos grandes dificultades para movernos por estos caminos.
Lo que escribes sobre “Tu vida en 65’“ es parecido a lo que me hubiera gustado escribir a mi, cosa imposible por tener obstruídos los canales de la espontaneidad expresiva. Voy a distribuir copias entre la “peña del martes” a modo de recomendación de la película
La madalena que gotea sobre el hule es la misma que disparó en el Dr. Proust la cascada de recuerdos plasmados en 3 o 4 mil páginas de “verdades literarias”.
Recuerda aquello de “puede ser verdad y no haber sucedido”, archivado en la memoria familiar, pero qué es la literatura sino un montón de verdades que no han tenido lugar y en este caso te digo que el comentario es genial
¿Sabes porqué existía ese hule? Era una carencia de la infancia, como cenar de bocadillo de mortadela en la calle las noches de verano. En mi casa también había hule, aunque no recuerdo el dibujo, (luego se sacaron los manteles del ajuar materno porque envejecían) y sólo se ponía en las comidas: se extendía, se utilizaba y se recogía en el palo correspondiente. Pero en las casas de mis amigos del barrio el hule era el tapete que presidía la vida familiar. ¡Cómo envidiaba yo ese hule! Y no digamos el que tenia el juego del parchís o de la oca. Sobre esos hules tan cutres y a veces malolientes la imaginación volaba y se sobreponía a lo que era una vida cutre y maloliente.
(¿Me extendí mucho?¿Fui demasiado impúdico? Prometo ser más conciso y comedido en el próximo comentario.)

Dr. Malcolm dijo...

querido sr. cebolleta, cuánta alegría leerte. Sé bienvenido. muy agradecido por la recomendación a la peña del martes. Diles que si pasan por aqui, dejen algún recado, que hace ilusión.
cuántas cosas alrededor de un hule!! para que luego vengan esas "marquesas" despreciándolo como si tal cosa.
Escribe cuánto y cuándo quieras. No hay normas. No hay etiquetas. sólo tú te pones los límites
espero que vuelvas

Anónimo dijo...

malcolm se te han olvidado las míticas predicciones metereológicas.... una smigas de pan sobre Burgos, nieve seguro, que se te cae el agua, inundaciones en levante.....
qué chulo! sabes? creo que aún existe

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho tu relato sobre el hule, yo tambien creci derramando la leche en el mapa de españa... tambien se hizo viejo y lo tiraron, pero mi sorpresa fue el otro dia pasar por una tienda y encontrarme que todavia quedaban sitios donde se vendia!!! asi que compre otro y ahora he vuelto a mi infancia...
Si tu tambien andas buscando uno pregunta y te digo donde o te lo mando. Saludos. alvaro332@hotmail.com

Anónimo dijo...

ostras!!
creo que este blog es ya muy antiguo, pero lo he leido porque andaba por internet buscando un hule del mapa de España!!!y me he encontrado con esto y lo cierto es que he flipado, en mi casa pasaba igual!! Compramos un mapa de esos, lo doblabamos para guardarlo en el cajón y se empezó a estropear...hasta que lo tiramos y derrepente alguien nos regalo otro!!con eso ya aprendimos, y lo doblabamos como tú, en un palo, pero claro los años pasan y acabas poniendo un mantel de tela encima para ocultar ese mantel ya muuuuuuuy viejo..
Si alguien sabe donde se puede comprar uno de esos en Madrid que escriba, que es el regalo perfecto para las madres, y que recuerden sus años mozos!
Saludos!