martes, 5 de septiembre de 2006

Este año...

Pues sí. Ya está aquí. El nuevo curso. La semana pasada fue de entrenamiento (lo siento por los que llevan más tiempo de vuelta y, sobre todo, por aquellos que todavía no se han ido). Volvimos despacito. Sin hacer mucho ruido, para que nadie se enterara. Incluso ayer fue todavía de entrenamiento.

Pero hoy ya va en serio. Si miras hacia atrás las vacaciones quedan lejos y por delante solo se ve venir un otoño que durará lo que tarde en llegar un invierno largo. No hay escapatoria. Es como cumplir 31 (joder, qué cerca está). Si miras para atrás ya no hay veintena cerca. Y hacia delante...

Es raro esto de empezar el año en el último tercio del año. Vicios del sistema educativo... no sé a ustedes pero a mí el calendario este me parece un poco puesto a contrapelo. Es un poco esquizofrénico eso de empezar dos veces el año. Tres, si eres chino. No sé. Igual si ajustásemos los calendarios, que septiembre fuera enero, por ejemplo. Aunque, claro, eso supondría que las nieves y los fríos serían en mayo y tampoco lo tengo tan claro.

Encima, llega septiembre y todos son planes nuevos para “este año”. Decimos “este año me apunto al gimnasio”, “esta año voy a ir al cine una vez a la semana”, “este año...”. Sin embargo son planes abocados al fracaso. “Este año” caduca en 4 meses. Lo que tarda en acabarse. Por eso, los planes del nuevo curso están abocados al más sonado de los fracasos.

Una vez leí que para adquirir el hábito de hacer algo hay que conseguir repetirlo al menos 12 días al mes, durante 3 meses seguidos. Qué quieren, empezando el lunes 4 de septiembre (que si, como este año, el mes de septiembre empieza en viernes, pues pierdes cuatro días), entre pitos y flautas, domingazos y demás, te plantas en el puente del pilar y, quien más quien menos, se toma dos o tres días; luego en seguida viene el de todos los santos y ale, sin comerlo ni beberlo, constitución e inmaculada mediante, estás delante de la tele con tus participaciones escuchando a los niños de san Ildefonso, has pagado una pasta por la matrícula especial de 3 meses por adelantado del gimnasio (es que hacían un 20% de descuento) y tus zapatillas de deporte languidecen en la taquilla desde el 7 de septiembre que fuiste a matricularte (no ibas a ir el mismo lunes) y, como era el primer día, pues solo fuiste a darte una sesión de spa.

Lo dicho. No se dejen engañar. No hagan planes ni propósitos ambiciosos en septiembre. Esperen a la lista de enero. Que en seguida llega el 1 de enero y tienen por delante 6 meses (con algunos puentes) para su nueva lista de propósitos: este año esto, este año lo otro. Esperen a año nuevo, resacosos, hasta las narices de la familia propia y las ajenas, y entonces dejen que su sentimiento de culpa por la enésima comilona se desfogue sobre un papel en blanco. Mientras, empiecen el curso despacito, con espíritu, pero sin planes o, como mucho, con planes asequibles. Ahí van los míos:

Salud, dinero y jamón.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

yo sé de uno que hace muy poco dijo muy serio: "este año me voy a apuntar al gimnasio", pero no lo veo en la declaración de intenciones... en enero tal vez?

Gata Vagabunda dijo...

... yo al jamón me apunto...

Anónimo dijo...

A mí en cambio me gusta que haya dos principios de año. Más oportunidades de empezar de nuevo.

Colette dijo...

Yo he intentado dejar de fumar cien veces. Cuando dejé de intentarlo dejé de fumar...Es mejor no proponerse las cosas, tenemos la desagradable costumbre de llevarnos la contraria a nosotros mismos. Conclusión: nunca hacer planes. Total, para lo que sirven...

Pierre Nodoyuna dijo...

Natación, natación para la temporada 2006-2007

Anónimo dijo...

este año es el año de prado berrocal

Anónimo dijo...

y de jordi villacampa.

lo vistéis ayer? dotoressa me acordé de ti...está fatal

Anónimo dijo...

jijiji, gracias ana, yo me acordé de mi amiga mireia, que supongo que estará llorando por las esquinas :-)
pierre: lo de la natación ha quedado por escrito, así que más le vale cumplirlo... lástima que lo del gimnasio no lo oyera nadie más....

Anónimo dijo...

es curioso, cuando era estudiante me encantaba septiembre (es que era un poco empollona y no tenía exámenes...), con todo el año por delante, todas las cosas nuevas por venir... y odiaba enero, dios! qué horror, depresión pos-vacacional con los exámenes al acecho...
Ahora es al revés, septiembre es una mierda, hay que volver a trabajar y aún es verano!y enero mola, no hay cola en el cine, puedes ir a las rebajas, empiezas la dieta...
;)