La ilusión
El miércoles por la noche, gracias al gran viracocha, antes llamado kariano y tornado ahora en gestor cultural de primer orden, asistí al ensayo general de La Ilusión, en el teatro de La Abadía, que se estrenó anoche.
(No se vayan a confundir: de lo que viene ahora no sabía nada hasta que internet en general y la wikipedia en particualr me han iluminado). La Ilusión es una obra de Corneille, que fue un escritor francés del siglo XVII, coetáneo de Molière (hay quien dijo que corneille fue su negro) o Racine (siempre quise escribir coetáneo), que trata del amor, de la fidelidad, pero también del teatro. Es teatro dentro del teatro dentro del teatro. La leche, y tiene 400 años. Ríanse uds. de los wachovsky y matrix.
Como no soy un experto y es una obra de la que no tenía ni idea de su existencia hasta la propia mañana del miércoles, no intentaré hacer ningún tipo de crítica. Sólo les digo que me gustó. Me gustó mucho (en ese contexto y de teatro gratis pues es fácil que te guste, dirán algunos. No lo niego pero, en todo caso, me gustó, y mucho, mucho más de lo que sugeriría el hecho de no haber pagado).
Los actores son muy buenos, todos. El montaje también. Los figurines de Caprile son muy bonitos y el texto de Kushner, que lo ha adaptado y modernizado, también merece la pena. La obra dura dos horas con un pequeño descanso y no se hace larga ni pesada en ningún momento y el final es realmente sorprendente (no digo nada que no se diga en otros sitios, eso sí, no lean la entrada de la wikipedia sobre la obra si piensan ir a verla).
Hasta aquí el culturetismo. Sigo con lo mío.
Me gustó todavía más el ambiente del ensayo general. Un ambiente tope corazziano-gafapastil, de actores jóvenes, de amigos, y con José Luis Gómez sentado en la butaca de al lado de la mía.
El teatro estaba lleno de gente que se abraza y se besa mucho y se habla tocándose, en plan, te muestro mi interés verdadero por lo que me dices pasándote la mano por los hombros y así. Algo que a mí me da, a la vez, mucha envidia y mucha aprensión. Eso del contacto personal me da bastante cosa, en general. Mi terapeuta dice que con diez o doce años más de terapia igual llego a superarlo y podré saludar con dos besos a mis amigos y amigas sin problemas excesivos.
No en serio. Me impresiona la forma en que somoz capaces de rehuir el contacto físico hasta casi llegar al pánico. Y eso me da una envidia tremenda (sobre todo a la vista de cómo están algunos actores y actrices, que madre mía).
Si la próxima vez, cuando les vea en persona me abalanzo sobre ustedes en un abrazo de oso, no me lo tengan en cuenta, estaré practicando las técnicas que me han recetado.
Que pasen buen fin de semana y cuídense.
5 comentarios:
Pues entonces Doc lo pasaría realmente mal en la siguiente situacion: una amiga se fue a Brasil 1 mes a hacer un curso de capoeira, según me contó, el primer día al llegar a la clase se encontro ante 30 personas desconocidas y todos tenía que saludarse entre todos con un abrazo, así durante todo el mes, y es que resulta que en Brasil para demostrar bienvenida se tocan mucho, y es aquí cuando yo me planteo dónde acaba el saludo y empieza el sobe?
En cuanto al teatro, me encanta la emoción de ir al ensayo general, se respira un aire seco, pues si las cosas salen mal o no son de tu gusto no sabes qué decir, pero si te encanta, ya eres un adicto a esa escena.
COETÁNEO
Pues sí, mola, jisjis
Pues habrá que ir...
Encantado de abrazarte la próxima vez que te vea.
tenemos que abogar por más momentos acunamientos
oigo acunamiento y pienso "en canicas!"
Publicar un comentario