Samuel Eto'o

Samuel Eto'o llegó a España cuando era un niño y, desde entonces, no ha parado de generar historias de esas que llaman leyendas urbanas.

Una de las que más me gusta es la que se refiere a la venta de uno de sus coches deportivos al Nano Soler, un compañero del Mallorca. Dicen que le vendió un coche valorado en un porrón de millones, prácticamente nuevo, por un precio ridículo. Cuando le preguntaron dicen que respondió: "Es un amigo. Con los amigos no se hacen negocios. Él lo necesitaba y yo se lo he dado". Es así.

No sé si será verdad lo que dicen de él. Lo cierto es que sus apariciones y declaraciones demuestran que es un tipo especial (recuerden eso de "correr como un negro para vivir como un blanco" o los cánticos de la celebración de la Liga el año pasado).

Ayer volvió a dar muestras de que es especial. Recién llegado de la copa de África, ausente varios en partidos de Liga, sigue siendo el máximo goleador del torneo, en la rueda de prensa le preguntan "vuelve a oirse el fichaje de Thierry Henry, ¿qué tiene que decir?".

Cualquier otro hubiera dicho eso de que "los refuerzos son bienvenidos" o "mi trabajo es ponérselo difícil al mister". Él ha dicho: "Todavía hay muchos sitios libres en el vestuario". Y se ha quedado tan ancho.

Como jugador he de reconocer que era de los que no le convencía. Como a Torres con el Barsa, pensaba que a Eto'o le pasaba lo mismo con el Madrid. Sólo jugaba contra ellos. A diferencia del español, Samuel juega contra sí mismo. "David no es mi rival. Es un compañero. mi único rival soy yo". Ha dicho en la misma rueda de prensa al preguntarle si creía que Villa sería su rival para el pichichi. Por eso tal vez el año pasado no lo consiguió. Se empeño en luchar contra sí mismo y no fue capaz de ganarse.

Me equivoqué de la misma manera que me equivoqué con Kluivert, pero al revés. Afortunadamente, Eto'o está en el Barsa y Kluivert ya no.